Y como siempre,porque no salgo de la misma rutina (salir, beber, y el rollo de siempre) me he despertado aturdida, tiritando y todos los titulares hablaban de ti. Para no perder la costumbre mis manos han volado literalmente hacía mi sien como si yo misma pudiesen hacer algo. El desgaste, la sequedad de boca, la resaca y todas mis cicatrices me han hecho comprender que era domingo, de esos que:
¿Qué hice anoche? o ¿Por qué no lo hice?. De darte media vuelta en la cama a ver si el mundo se arreglaba por si solo, porque tú estas hecho mierda. De mucha agua y paracetamol. De comidas de mamá seguidas con un interrogatorio del tercer grado, mientras tu te sacas un grado medio en interpretación en cuestión de segundos diciendo "No fue para tanto, no bebí nada". De "Tía, tía , tía, siéntate porque no sabes que paso anoche. De reírte mucho o llorar mucho al rememorar la noche anterior. De levantarte en camas ajenas o camas que no vas a volver a rozar en tu vida. De cafés con excusas porque necesitas ver a esa persona por los besos que te robo la noche de antes. De arrepentirte por no haber sido más valiente. De irte de cervezas porque el domingo tiene que cerrarse de alguna manera ya que nadie está preparado para el lunes. De manta y sofá todo el día. De maletas volviendo a casa. De cigarros sueltos. En sí, domingos de muerte y resurrección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario