sábado, 19 de julio de 2014

Y sin embargo llegó el verano
y con él mis ganas de huir, de irme a la aventura, de emigrar en busca de frío o en busca de calor corporal. Me dí cuenta de lo rota que estaba, pero no solo era yo, no era la estadística, todo el mundo. ¿Cómo de rotos estamos para no apostar aunque tengamos la certeza de que salga bien?, ¿Cómo de vacíos para llorar con la muerte de personajes en libros?, ¿Cómo de desgastados estamos para conformarnos con ver el mundo a través de un cristal?, ¿Cómo de usados estamos para hacer daño otras personas?. ¿Por qué hemos llegado a tal extremo?. Ya no queremos amor, y los que quieren; no lo tienen, y quienes lo tienen; lo malgastan. Somos seres raros, lentos, vacíos, gastados, asustados; estamos heridos. Y quizá esas cicatrices permanezcan en lo más profundo de nosotros para siempre.

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