¿Cómo vas a ser feliz jamás si no dejas de compadecerte? Escucha, cuando era niña, me pasaba horas buscando mariquitas. Pero un día, me rendí y me quedé dormida en la hierba. Al despertarme... Las tenía por todo el cuerpo.
Al parecer la vida es como una caza de mariquitas, y
de que quieres darte cuenta
las tienes por todo el cuerpo.
Es imposible pararlas.
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