¿Qué quedaría de nosotros si nos quitasen las pantallas de cristal de nuestros teléfonos?
No nos quedaría nada, todo aquello que publicamos, que sentimos y que mandamos en forma de indirecta. No nos quedaría nada porque somos así de cobardes, unos más que otros. Al fin de cuentas, gente que se refugia en una plataforma electrónica antes que mirar a la cara a las personas que ha lastimado, o ha sentido afecto.
Así somos, y por eso nos morimos de pena dejando cosas sin final concreto.
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