El hecho de que dejemos para después otras metas no significa que seamos unos perdedores o nos merezcamos ser denominados como personas dejadas. No, el hecho de que requiramos tiempo no significa que pongamos excusas o que no deseemos con todas nuestras fuerzas llevar algo acabo. Por eso nos bombardean con ese tipo de preguntas como "¿Por qué tienes esa hucha de hojalata olvidada en una estantería si aun no has metido suficiente dinero para hacer ese viaje?" o ¿Para qué guardas esos viejos vaqueros si no vas a volver nunca a entrar en ellos?" todo ese tipo de preguntas, podría seguir denominando viejos o pequeños objetos en los que decidimos albergar toda clase de sueños, viajes a USA, cursos de submarinismo, infinitos tatuajes, aquella escapada que le prometiste a tus amiga o esos zapatos que calzaba esa actriz mientras grababan no se qué película en Nueva York, tal vez tengas que pagarlos en miles de plazos pero esos zapatos daban un aire de poder que nadie sabría explicar. Todos esos sueños tan nuestros que nadie puede arrebatarlos pero que todos se atreven a juzgar a través de su ojo clínico como " soñadores". Tiempo atrás escuche que es el sueño el que elije a la persona, y es la persona la que está dispuesta a sacrificar todo de tipo de cosas con tal de no ver morir al sueño que le escogió. Hace poco mi compañera de piso estaba emocionadísima por el anuncio de nieve en mi ciudad, se levantaba todas las mañanas recorriendo el pasillo para mirar por la ventana, a pesar de que las condiciones meteorológicas no acompañasen, y todo el mundo le recriminase que no sería un buen motivo por miles de razones (incluida yo). Todavía recuerdo la emoción que sentí cuando vi caer los copos de nieve de un momento a otro, no pude reprimir que mi boca se curvase mientras la ciudad se teñía de blanco inmaculado, y fue ahí donde entendí, que no importa cuanto tiempo pase, si siempre mantienes la esperanza.
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