jueves, 16 de julio de 2015
Te fuiste de un momento a otro, tan solo pude ver tu recuerdo paseándose por la sala, ni si quiera oí la puerta cerrarse, así hubiese podido detenerte o incluso decirte todo lo que me importabas. Así fue como te perdí, me vi rota, más de lo que estaba cuando tu estabas presenta, deseé morirme, porque era un dolor desgarrante e impotente. Ni si quiera el invierno podría curar todas nuestras colisiones, borrar nuestras idas y venidas. Aquella escena del crimen fue peor que la de otros asesinos, porque tu no me mataste, tú me hiciste dependiente a algo que podría, de hecho está, acabando conmigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario